La práctica continuada y sistemática de la actividad física repercute de una forma muy positiva en el mantenimiento del cuerpo y contribuye en la mejora de nuestra salud, no solo desde el punto de vista físico, sino también desde las vertientes psicológica y social. Es decir, desde un punto de vista global, mejora también nuestra calidad de vida.
En el caso de las personas con discapacidad, existen además una serie de factores que hacen, si cabe, más importante aún esta práctica de ejercicio físico y deportivo. En todos estos casos nos referimos, claro está, a una práctica adaptada, no solo a las disfunciones que ha dejado la discapacidad en cada persona, sino a la persona en sí misma.
- Contribuir a la mejoría de la calidad de vida de la persona con discapacidad mediante la práctica sistemática y continuada de la actividad física o deportiva adaptada.
- Mejorar la salud de la persona con discapacidad mediante la práctica del deporte o la actividad física adaptada, tanto en su vertiente puramente física, como en los aspectos psicológicos y de relación social de la persona.
- Enseñar las técnicas básicas de la modalidad de actividad física o deporte adaptadas que cada persona haya elegido libremente, siempre y cuando no exista una contraindicación sanitaria.
- Ayudar a los usuarios del proyecto a su progresiva integración a entornos que no estén específicamente destinados para personas con discapacidad, con el objetivo de normalizar la práctica deportiva de los mismos.